ESCUCHA, oh Jehová, mis palabras; Considera la meditación mía.
Está atento á la voz de mi clamor, Rey mío y Dios mío, Porque á ti oraré.
Oh Jehová, de mañana oirás mi voz; De mañana me presentaré á ti, y esperaré.
Porque tú no eres un Dios que ame la maldad: El malo no habitará junto á ti.
No estarán los insensatos delante de tus ojos: Aborreces á todos los que obran iniquidad.
Destruirás á los que hablan mentira: Al hombre de sangres y de engaño abominará Jehová.
Y yo en la multitud de tu misericordia entraré en tu casa: Adoraré hacia el templo de tu santidad en tu temor.
Guíame, Jehová, en tu justicia á causa de mis enemigos; Endereza delante de mí tu camino.
Porque no hay en su boca rectitud: Sus entrañas son pravedades; Sepulcro abierto su garganta: Con su lengua lisonjearán.
Desbarátalos, oh Dios; Caigan de sus consejos: Por la multitud de sus rebeliones échalos, Porque se rebelaron contra ti.
Y alegrarse han todos los que en ti confían; Para siempre darán voces de júbilo, porque tú los defiendes: Y en ti se regocijarán los que aman tu nombre.
Porque tú, oh Jehová, bendecirás al justo; Lo cercarás de benevolencia como con un escudo.
Dijiste, oh alma mía, á Jehová: Tú eres el Señor: Mi bien á ti no aprovecha;
Sino á los santos que están en la tierra, Y á los íntegros: toda mi afición en ellos.
Multiplicaránse los dolores de aquellos que sirven diligentes á otro dios: No ofreceré yo sus libaciones de sangre, Ni en mis labios tomaré sus nombres.
Jehová es la porción de mi parte y de mi copa; Tú sustentarás mi suerte.
Las cuerdas me cayeron en lugares deleitosos, Y es hermosa la heredad que me ha tocado.
Bendeciré á Jehová que me aconseja: Aun en las noches me enseñan mis riñones.
A Jehová he puesto siempre delante de mí: Porque está á mi diestra no seré conmovido.
Alegróse por tanto mi corazón, y se gozó mi gloria: También mi carne reposará segura.
Porque no dejarás mi alma en el sepulcro; Ni permitirás que tu santo vea corrupción.
Me mostrarás la senda de la vida: Hartura de alegrías hay con tu rostro; Deleites en tu diestra para siempre.
OYE, oh Jehová, justicia; está atento á mi clamor; Escucha mi oración hecha sin labios de engaño.
De delante de tu rostro salga mi juicio; Vean tus ojos la rectitud.
Tú has probado mi corazón, hasme visitado de noche; Me has apurado, y nada inicuo hallaste: Heme propuesto que mi boca no ha de propasarse.
Para las obras humanas, por la palabra de tus labios Yo me he guardado de las vías del destructor.
Sustenta mis pasos en tus caminos, Porque mis pies no resbalen.
Yo te he invocado, por cuanto tú me oirás, oh Dios: Inclina á mí tu oído, escucha mi palabra.
Muestra tus estupendas misericordias, tú que salvas á los que en ti confían. De los que se levantan contra tu diestra.
Guárdame como lo negro de la niñeta del ojo, Escóndeme con la sombra de tus alas,
De delante de los malos que me oprimen, De mis enemigos que me cercan por la vida.
Cerrados están con su grosura; Con su boca hablan soberbiamente.
Nuestros pasos nos han cercado ahora: Puestos tienen sus ojos para echar nos por tierra.
Parecen al león que desea hacer presa, Y al leoncillo que está escondido.
Levántate, oh Jehová; Prevén su encuentro, póstrale: Libra mi alma del malo con tu espada;
De los hombres con tu mano, oh Jehová, De los hombres de mundo, cuya parte es en esta vida, Y cuyo vientre hinches de tu tesoro: Hartan sus hijos, Y dejan el resto á sus chiquitos.
Yo en justicia veré tu rostro: Seré saciado cuando despertare á tu semejanza.
DIOS mío, Dios mío, ¿por qué me has dejado? ¿Por qué estás lejos de mi salud, y de las palabras de mi clamor?
Dios mío, clamo de día, y no oyes; Y de noche, y no hay para mí silencio.
Tú empero eres santo, Tú que habitas entre las alabanzas de Israel.
En ti esperaron nuestros padres: Esperaron, y tú los libraste.
Clamaron á ti, y fueron librados: Esperaron en ti, y no se avergonzaron.
Mas yo soy gusano, y no hombre; Oprobio de los hombres, y desecho del pueblo.
Todos los que me ven, escarnecen de mí; Estiran los labios, menean la cabeza, diciendo:
Remítese á Jehová, líbrelo; Sálvele, puesto que en él se complacía.
Empero tú eres el que me sacó del vientre, El que me haces esperar desde que estaba á los pechos de mi madre.
Sobre ti fuí echado desde la matriz: Desde el vientre de mi madre, tú eres mi Dios.
No te alejes de mí, porque la angustia está cerca; Porque no hay quien ayude.
Hanme rodeado muchos toros; Fuertes toros de Basán me han cercado.
Abrieron sobre mí su boca, Como león rapante y rugiente.
Heme escurrido como aguas, Y todos mis huesos se descoyuntaron: Mi corazón fué como cera, Desliéndose en medio de mis entrañas.
Secóse como un tiesto mi vigor, Y mi lengua se pegó á mi paladar; Y me has puesto en el polvo de la muerte.
Porque perros me han rodeado, Hame cercado cuadrilla de malignos: Horadaron mis manos y mis pies.
Contar puedo todos mis huesos; Ellos miran, considéranme.
Partieron entre sí mis vestidos, Y sobre mi ropa echaron suertes.
Mas tú, Jehová, no te alejes; Fortaleza mía, apresúrate para mi ayuda.
Libra de la espada mi alma; Del poder del perro mi única.
Sálvame de la boca del león, Y óyeme librándome de los cuernos de los unicornios.
Anunciaré tu nombre á mis hermanos: En medio de la congregación te alabaré.
Los que teméis á Jehová, alabadle; Glorificadle, simiente toda de Jacob; Y temed de él, vosotros, simiente toda de Israel.
Porque no menospreció ni abominó la aflicción del pobre, Ni de él escondió su rostro; Sino que cuando clamó á él, oyóle.
De ti será mi alabanza en la grande congregación; Mis votos pagaré delante de los que le temen.
Comerán los pobres, y serán saciados: Alabarán á Jehová los que le buscan: Vivirá vuestro corazón para siempre.
Acordarse han, y volveránse á Jehová todos los términos de la tierra; Y se humillarán delante de ti todas las familias de las gentes.
Porque de Jehová es el reino; Y él se enseñoreará de las gentes.
Comerán y adorarán todos los poderosos de la tierra: Postraránse delante de él todos los que descienden al polvo, Si bien ninguno puede conservar la vida á su propia alma.
La posteridad le servirá; Será ella contada por una generación de Jehová.
Vendrán, y anunciarán al pueblo que naciere, Su justicia que él hizo.
JEHOVA es mi luz y mi salvación: ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida: ¿de quién he de atemorizarme?
Cuando se allegaron contra mí los malignos, mis angustiadores y mis enemigos, Para comer mis carnes, ellos tropezaron y cayeron.
Aunque se asiente campo contra mí, No temerá mi corazón: Aunque contra mí se levante guerra, Yo en esto confío.
Una cosa he demandado á Jehová, ésta buscaré: Que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, Para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo.
Porque él me esconderá en su tabernáculo en el día del mal; Ocultaráme en lo reservado de su pabellón; Pondráme en alto sobre una roca.
Y luego ensalzará mi cabeza sobre mis enemigos en derredor de mí: Y yo sacrificaré en su tabernáculo sacrificios de júbilo: Cantaré y salmearé á Jehová.
Oye, oh Jehová, mi voz con que á ti clamo; Y ten misericordia de mí, respóndeme.
Mi corazón ha dicho de ti: Buscad mi rostro. Tu rostro buscaré, oh Jehová.
No escondas tu rostro de mí, No apartes con ira á tu siervo: Mi ayuda has sido; No me dejes y no me desampares, Dios de mi salud.
Aunque mi padre y mi madre me dejaran, Jehová con todo me recogerá.
Enséñame, oh Jehová, tu camino, Y guíame por senda de rectitud, A causa de mis enemigos.
No me entregues á la voluntad de mis enemigos; Porque se han levantado contra mí testigos falsos, y los que respiran crueldad.
Hubiera yo desmayado, si no creyese que tengo de ver la bondad de Jehová En la tierra de los vivientes.
Aguarda á Jehová; Esfuérzate, y aliéntese tu corazón: Sí, espera á Jehová.
RESIGNADAMENTE esperé á Jehová, E inclinóse á mí, y oyó mi clamor.
E hízome sacar de un lago de miseria, del lodo cenagoso; Y puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos.
Puso luego en mi boca canción nueva, alabanza á nuestro Dios. Verán esto muchos, y temerán, Y esperarán en Jehová.
Bienaventurado el hombre que puso á Jehová por su confianza, Y no mira á los soberbios, ni á los que declinan á la mentira.
Aumentado has tú, oh Jehová Dios mío, tus maravillas; Y tus pensamientos para con nosotros, No te los podremos contar: Si yo anunciare y hablare de ellos, No pueden ser enarrados.
Sacrificio y presente no te agrada; Has abierto mis oídos; Holocausto y expiación no has demandado.
Entonces dije: He aquí, vengo; En el envoltorio del libro está escrito de mí:
El hacer tu voluntad, Dios mío, hame agradado; Y tu ley está en medio de mis entrañas.
Anunciado he justicia en grande congregación: He aquí no detuve mis labios, Jehová, tú lo sabes.
No encubrí tu justicia dentro de mi corazón: Tu verdad y tu salvación he dicho: No oculté tu misericordia y tu verdad en grande concurso.
Tú, Jehová, no apartes de mí tus misericordias: Tu misericordia y tu verdad me guarden siempre.
Porque me han cercado males hasta no haber cuento: Hanme comprendido mis maldades, y no puedo levantar la vista: Hanse aumentado más que los cabellos de mi cabeza, y mi corazón me falta.
Quieras, oh Jehová, librarme; Jehová, apresúrate á socorrerme.
Sean avergonzados y confusos á una Los que buscan mi vida para cortarla: Vuelvan atrás y avergüéncense Los que mi mal desean.
Sean asolados en pago de su afrenta Los que me dicen: ¡Ea, ea!
Gócense y alégrense en ti todos los que te buscan; Y digan siempre los que aman tu salud: Jehová sea ensalzado.
Aunque afligido yo y necesitado, Jehová pensará de mí: Mi ayuda y mi libertador eres tú; Dios mío, no te tardes.
COMO el ciervo brama por las corrientes de las aguas, Así clama por ti, oh Dios, el alma mía.
Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo: ¡Cuándo vendré, y pareceré delante de Dios!
Fueron mis lágrimas mi pan de día y de noche, Mientras me dicen todos los días: ¿Dónde está tu Dios?
Acordaréme de estas cosas, y derramaré sobre mí mi alma: Cuando pasaré en el número, iré con ellos hasta la casa de Dios, Con voz de alegría y de alabanza, haciendo fiesta la multitud.
¿Por qué te abates, oh alma mía, Y te conturbas en mí? Espera á Dios; porque aun le tengo de alabar Por las saludes de su presencia.
Dios mío, mi alma está en mí abatida: Acordaréme por tanto de ti desde tierra del Jordán, Y de los Hermonitas, desde el monte de Mizhar.
Un abismo llama á otro á la voz de tus canales: Todas tus ondas y tus olas han pasado sobre mí.
De día mandará Jehová su misericordia, Y de noche su canción será conmigo, Y oración al Dios de mi vida.
Diré á Dios: Roca mía, ¿por qué te has olvidado de mí? ¿Por qué andaré yo enlutado por la opresión del enemigo?
Mientras se están quebrantando mis huesos, mis enemigos me afrentan, Diciéndome cada día: ¿Dónde está tu Dios?
¿Por qué te abates, oh alma mía, Y por qué te conturbas en mí? Espera á Dios; porque aun le tengo de alabar; Es él salvamento delante de mí, y el Dios mío.
JUZGAME, oh Dios, y aboga mi causa: Líbrame de gente impía, del hombre de engaño é iniquidad.
Pues que tú eres el Dios de mi fortaleza, ¿por qué me has desechado? ¿Por qué andaré enlutado por la opresión del enemigo?
Envía tu luz y tu verdad: éstas me guiarán, Me conducirán al monte de tu santidad, Y á tus tabernáculos.
Y entraré al altar de Dios, Al Dios alegría de mi gozo; Y alabaréte con arpa, oh Dios, Dios mío.
¿Por qué te abates, oh alma mía, Y por qué te conturbes en mí? Espera á Dios; porque aun le tengo de alabar; Es él salvamento delante de mí, y el Dios mío.
OH Dios, con nuestros oídos hemos oído, nuestros padres nos han contado, La obra que hiciste en sus días, en los tiempos antiguos.
Tú con tu mano echaste las gentes, y los plantaste á ellos; Afligiste los pueblos, y los arrojaste.
Porque no se apoderaron de la tierra por su espada, Ni su brazo los libró; Sino tu diestra, y tu brazo, y la luz de tu rostro, Porque te complaciste en ellos.
Tú, oh Dios, eres mi rey: Manda saludes á Jacob.
Por medio de ti sacudiremos á nuestros enemigos: En tu nombre atropellaremos á nuestros adversarios.
Porque no confiaré en mi arco, Ni mi espada me salvará.
Pues tú nos has guardado de nuestros enemigos, Y has avergonzado á los que nos aborrecían.
En Dios nos gloriaremos todo tiempo, Y para siempre loaremos tu nombre. (Selah.)
Empero nos has desechado, y nos has hecho avergonzar; Y no sales en nuestros ejércitos.
Nos hiciste retroceder del enemigo, Y saqueáron nos para sí los que nos aborrecían.
Pusístenos como á ovejas para comida, Y esparcístenos entre las gentes.
Has vendido tu pueblo de balde, Y no pujaste en sus precios.
Pusístenos por vergüenza á nuestros vecinos, Por escarnio y por burla á los que nos rodean.
Pusístenos por proverbio entre las gentes, Por movimiento de cabeza en los pueblos.
Cada día mi vergüenza está delante de mí, Y cúbreme la confusión de mi rostro,
Por la voz del que me vitupera y deshonra, Por razón del enemigo y del que se venga.
Todo esto nos ha venido, y no nos hemos olvidado de ti; Y no hemos faltado á tu pacto.
No se ha vuelto atrás nuestro corazón, Ni tampoco se han apartado nuestros pasos de tus caminos.
Cuando nos quebrantaste en el lugar de los dragones, Y nos cubriste con sombra de muerte,
Si nos hubiésemos olvidado del nombre de nuestro Dios, O alzado nuestras manos á dios ajeno,
¿No demandaría Dios esto? Porque él conoce los secretos del corazón.
Empero por tu causa nos matan cada día; Somos tenidos como ovejas para el matadero.
Despierta; ¿por qué duermes, Señor? Despierta, no te alejes para siempre.
¿Por qué escondes tu rostro, Y te olvidas de nuestra aflicción, y de la opresión nuestra?
Porque nuestra alma está agobiada hasta el polvo: Nuestro vientre está pegado con la tierra.
Levántate para ayudarnos, Y redímenos por tu misericordia.
OID esto, pueblos todos; Escuchad, habitadores todos del mundo:
Así los plebeyos como los nobles, El rico y el pobre juntamente.
Mi boca hablará sabiduría; Y el pensamiento de mi corazón inteligencia.
Acomodaré á ejemplos mi oído: Declararé con el arpa mi enigma.
¿Por qué he de temer en los días de adversidad, Cuando la iniquidad de mis insidiadores me cercare?
Los que confían en sus haciendas, Y en la muchedumbre de sus riquezas se jactan,
Ninguno de ellos podrá en manera alguna redimir al hermano, Ni dar á Dios su rescate.
(Porque la redención de su vida es de gran precio, Y no se hará jamás;)
Que viva adelante para siempre, Y nunca vea la sepultura.
Pues se ve que mueren los sabios, Así como el insensato y el necio perecen, Y dejan á otros sus riquezas.
En su interior tienen que sus casas serán eternas, Y sus habitaciones para generación y generación: Llamaron sus tierras de sus nombres.
Mas el hombre no permanecerá en honra: Es semejante á las bestias que perecen.
Este su camino es su locura: Con todo, corren sus descendientes por el dicho de ellos. (Selah.)
Como rebaños serán puestos en la sepultura; La muerte se cebará en ellos; Y los rectos se enseñorearán de ellos por la mañana: Y se consumirá su bien parecer en el sepulcro de su morada.
Empero Dios redimirá mi vida del poder de la sepultura, Cuando me tomará. (Selah.)
No temas cuando se enriquece alguno, Cuando aumenta la gloria de su casa;
Porque en muriendo no llevará nada, Ni descenderá tras él su gloria.
Si bien mientras viviere, dirá dichosa á su alma: Y tú serás loado cuando bien te tratares.
Entrará á la generación de sus padres: No verán luz para siempre.
El hombre en honra que no entiende, Semejante es á las bestias que perecen.
DIJO el necio en su corazón: No hay Dios. Corrompiéronse é hicieron abominable maldad: No hay quien haga bien.
Dios desde los cielos miró sobre los hijos de los hombres, Por ver si hay algún entendido Que busque á Dios.
Cada uno se había vuelto atrás; todos se habían corrompido: No hay quien haga bien, no hay ni aun uno.
¿No tienen conocimiento todos esos que obran iniquidad? Que comen á mi pueblo como si comiesen pan: A Dios no han invocado.
Allí se sobresaltaron de pavor donde no había miedo: Porque Dios ha esparcido los huesos del que asentó campo contra ti: Los avergonzaste, porque Dios los desechó.
¡Oh quién diese de Sión saludes á Israel! En volviendo Dios la cautividad de su pueblo, Gozarse ha Jacob, y alegraráse Israel.
ESCUCHA, oh Dios, mi oración, Y no te escondas de mi súplica.
Estáme atento, y respóndeme: Clamo en mi oración, y levanto el grito,
A causa de la voz del enemigo, Por la opresión del impío; Porque echaron sobre mí iniquidad, Y con furor me han amenazado.
Mi corazón está doloroso dentro de mí, Y terrores de muerte sobre mí han caído.
Temor y temblor vinieron sobre mí, Y terror me ha cubierto.
Y dije: ¡Quién me diese alas como de paloma! Volaría yo, y descansaría.
Ciertamente huiría lejos: Moraría en el desierto. (Selah.)
Apresuraríame á escapar Del viento tempestuoso, de la tempestad.
Deshace, oh Señor, divide la lengua de ellos; Porque he visto violencia y rencilla en la ciudad.
Día y noche la rodean sobre sus muros; E iniquidad y trabajo hay en medio de ella.
Agravios hay en medio de ella, Y el fraude y engaño no se apartan de sus plazas.
Porque no me afrentó un enemigo, Lo cual habría soportado; Ni se alzó contra mí el que me aborrecía, Porque me hubiera ocultado de él:
Mas tú, hombre, al parecer íntimo mío, Mi guía, y mi familiar:
Que juntos comunicábamos dulcemente los secretos, A la casa de Dios andábamos en compañía.
Condenados sean á muerte, Desciendan vivos al infierno: Porque maldades hay en su compañía, entre ellos.
Yo á Dios clamaré; Y Jehová me salvará.
Tarde y mañana y á medio día oraré y clamaré; Y él oirá mi voz.
El ha redimido en paz mi alma de la guerra contra mí; Pues fueron contra mí muchos.
Dios oirá, y los quebrantará luego, El que desde la antigüedad permanece (Selah); Por cuanto no se mudan, Ni temen á Dios.
Extendió sus manos contra sus pacíficos: Viólo su pacto.
Ablandan más que manteca su boca, Pero guerra hay en su corazón: Suavizan sus palabras más que el aceite, Mas ellas son cuchillos.
Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará; No dejará para siempre caído al justo.
Mas tú, oh Dios, harás descender aquéllos al pozo de la sepultura: Los hombres sanguinarios y engañadores no demediarán sus días: Empero yo confiaré en ti.
TEN misericordia de mí, oh Dios, ten misericordia de mí; Porque en ti ha confiado mi alma, Y en la sombra de tus alas me ampararé, Hasta que pasen los quebrantos.
Clamaré al Dios Altísimo, Al Dios que me favorece.
El enviará desde los cielos, y me salvará De la infamia del que me apura; (Selah) Dios enviará su misericordia y su verdad.
Mi vida está entre leones; Estoy echado entre hijos de hombres encendidos: Sus dientes son lanzas y saetas, Y su lengua cuchillo agudo.
Ensálzate sobre los cielos, oh Dios; Sobre toda la tierra tu gloria.
Red han armado á mis pasos; Hase abatido mi alma: Hoyo han cavado delante de mí; En medio de él han caído. (Selah.)
Pronto está mi corazón, oh Dios, mi corazón está dispuesto: Cantaré, y trovaré salmos.
Despierta, oh gloria mía; despierta, salterio y arpa: Levantaréme de mañana.
Alabarte he en los pueblos, oh Señor; Cantaré de ti en las naciones.
Porque grande es hasta los cielos tu misericordia, Y hasta las nubes tu verdad.
Ensálzate sobre los cielos, oh Dios; Sobre toda la tierra tu gloria.
LIBRAME de mis enemigos, oh Dios mío: Ponme en salvo de los que contra mí se levantan.
Líbrame de los que obran iniquidad, Y sálvame de hombres sanguinarios.
Porque he aquí están acechando mi vida: Hanse juntado contra mí fuertes, No por falta mía, ni pecado mío, oh Jehová.
Sin delito mío corren y se aperciben: Despierta para venir á mi encuentro, y mira.
Y tú, Jehová Dios de los ejércitos, Dios de Israel, Despierta para visitar todas las gentes: No hayas misericordia de todos los que se rebelan con iniquidad. (Selah.)
Volveránse á la tarde, ladrarán como perros, Y rodearán la ciudad.
He aquí proferirán con su boca; Cuchillos están en sus labios, Porque dicen: ¿Quién oye?
Mas tú, Jehová, te reirás de ellos, Te burlarás de todas las gentes.
De su fuerza esperaré yo en ti: Porque Dios es mi defensa.
El Dios de mi misericordia me prevendrá: Dios me hará ver en mis enemigos mi deseo.
No los matarás, porque mi pueblo no se olvide: Hazlos vagar con tu fortaleza, y abátelos. Oh Jehová, escudo nuestro,
Por el pecado de su boca, por la palabra de sus labios; Y sean presos por su soberbia, Y por la maldición y mentira que profieren.
Acábalos con furor, acábalos, y no sean: Y sepan que Dios domina en Jacob Hasta los fines de la tierra. (Selah).
Vuelvan pues á la tarde, y ladren como perros, Y rodeen la ciudad.
Anden ellos errantes para hallar qué comer: Y si no se saciaren, murmuren.
Yo empero cantaré tu fortaleza, Y loaré de mañana tu misericordia: Porque has sido mi amparo Y refugio en el día de mi angustia.
Fortaleza mía, á ti cantaré; Porque eres Dios de mi amparo, Dios de mi misericordia.
A TI es plácida la alabanza en Sión, oh Dios: Y á ti se pagarán los votos.
Tú oyes la oración: A ti vendrá toda carne.
Palabras de iniquidades me sobrepujaron: Mas nuestras rebeliones tú las perdonarás.
Dichoso el que tú escogieres, é hicieres llegar á ti, Para que habite en tus atrios: Seremos saciados del bien de tu casa, De tu santo templo.
Con tremendas cosas, en justicia, nos responderás tú, Oh Dios de nuestra salud, Esperanza de todos los términos de la tierra, Y de los más remotos confines de la mar.
Tú, el que afirma los montes con su potencia, Ceñido de valentía:
El que amansa el estruendo de los mares, el estruendo de sus ondas, Y el alboroto de las gentes.
Por tanto los habitadores de los fines de la tierra temen de tus maravillas. Tú haces alegrar las salidas de la mañana y de la tarde.
Visitas la tierra, y la riegas: En gran manera la enriqueces Con el río de Dios, lleno de aguas: Preparas el grano de ellos, cuando así la dispones.
Haces se empapen sus surcos, Haces descender sus canales: Ablándasla con lluvias, Bendices sus renuevos.
Tú coronas el año de tus bienes; Y tus nubes destilan grosura.
Destilan sobre las estancias del desierto; Y los collados se ciñen de alegría.
Vístense los llanos de manadas, Y los valles se cubren de grano: Dan voces de júbilo, y aun cantan.
LEVANTESE Dios, sean esparcidos sus enemigos, Y huyan de su presencia los que le aborrecen.
Como es lanzado el humo, los lanzarás: Como se derrite la cera delante del fuego, Así perecerán los impíos delante de Dios.
Mas los justos se alegrarán: gozarse han delante de Dios, Y saltarán de alegría.
Cantad á Dios, cantad salmos á su nombre: Ensalzad al que sube sobre los cielos En JAH su nombre, y alegraos delante de él.
Padre de huérfanos y defensor de viudas, Es Dios en la morada de su santuario:
El Dios que hace habitar en familia los solos; Que saca á los aprisionados con grillos: Mas los rebeldes habitan en sequedad.
Oh Dios, cuando tú saliste delante de tu pueblo, Cuando anduviste por el desierto, (Selah,)
La tierra tembló; También destilaron los cielos á la presencia de Dios: Aquel Sinaí tembló delante de Dios, del Dios de Israel.
Abundante lluvia esparciste, oh Dios, á tu heredad; Y cuando se cansó, tú la recreaste.
Los que son de tu grey han morado en ella: Por tu bondad, oh Dios, has provisto al pobre.
El Señor daba palabra: De las evangelizantes había grande ejército.
Huyeron, huyeron reyes de ejércitos; Y las que se quedaban en casa partían los despojos.
Bien que fuiesteis echados entre los tiestos, Seréis como las alas de la paloma cubierta de plata, Y sus plumas con amarillez de oro.
Cuando esparció el Omnipotente los reyes en ella, Emblanquecióse ésta como la nieve en Salmón.
Monte de Dios es el monte de Basán; Monte alto el de Basán.
¿Por qué os levantáis, oh montes altos? Este monte amó Dios para su asiento; Ciertamente Jehová habitará en él para siempre.
Los carros de Dios son veinte mil, y más millares de ángeles. El Señor entre ellos, como en Sinaí, así en el santuario.
Subiste á lo alto, cautivaste la cautividad, Tomaste dones para los hombres, Y también para los rebeldes, para que habite entre ellos JAH Dios.
Bendito el Señor; cada día nos colma de beneficios El Dios de nuestra salud. (Selah.)
Dios, nuestro Dios ha de salvarnos; Y de Dios Jehová es el librar de la muerte.
Ciertamente Dios herirá la cabeza de sus enemigos, La cabelluda mollera del que camina en sus pecados.
El Señor dijo: De Basán haré volver, Te haré volver de los profundos de la mar:
Porque tu pie se enrojecerá de sangre de tus enemigos, Y de ella la lengua de tus perros.
Vieron tus caminos, oh Dios; Los caminos de mi Dios, de mi Rey, en el santuario.
Los cantores iban delante, los tañedores detrás; En medio, las doncellas, con adufes.
Bendecid á Dios en congregaciones: Al Señor, vosotros de la estirpe de Israel.
Allí estaba el joven Benjamín señoreador de ellos, Los príncipes de Judá en su congregación, Los príncipes de Zabulón, los príncipes de Nephtalí.
Tu Dios ha ordenado tu fuerza; Confirma, oh Dios, lo que has obrado en nosotros.
Por razón de tu templo en Jerusalem Los reyes te ofrecerán dones.
Reprime la reunión de gentes armadas, La multitud de toros con los becerros de los pueblos, Hasta que todos se sometan con sus piezas de plata: Disipa los pueblos que se complacen en la guerra.
Vendrán príncipes de Egipto; Etiopía apresurará sus manos á Dios.
Reinos de la tierra, cantad á Dios, Cantad al Señor (Selah);
Al que cabalga sobre los cielos de los cielos que son de antiguo: He aquí á su voz dará voz de fortaleza.
Atribuid fortaleza á Dios: Sobre Israel es su magnificencia, Y su poder está en los cielos.
Terrible eres, oh Dios, desde tus santuarios: El Dios de Israel, él da fortaleza y vigor á su pueblo. Bendito Dios.
SALVAME, oh Dios, Porque las aguas han entrado hasta el alma.
Estoy hundido en cieno profundo, donde no hay pie: He venido á abismos de aguas, y la corriente me ha anegado.
Cansado estoy de llamar; mi garganta se ha enronquecido; Han desfallecido mis ojos esperando á mi Dios.
Hanse aumentado más que los cabellos de mi cabeza los que me aborrecen sin causa; Hanse fortalecido mis enemigos, los que me destruyen sin por qué: He venido pues á pagar lo que no he tomado.
Dios, tú sabes mi locura; Y mis delitos no te son ocultos.
No sean avergonzados por mi causa los que te esperan, oh Señor Jehová de los ejércitos; No sean confusos por mí los que te buscan, oh Dios de Israel.
Porque por amor de ti he sufrido afrenta; Confusión ha cubierto mi rostro.
He sido extrañado de mis hermanos, Y extraño á los hijos de mi madre.
Porque me consumió el celo de tu casa; Y los denuestos de los que te vituperaban, cayeron sobre mí.
Y lloré afligiendo con ayuno mi alma; Y esto me ha sido por afrenta.
Puse además saco por mi vestido; Y vine á serles por proverbio.
Hablaban contra mí los que se sentaban á la puerta, Y me zaherían en las canciones de los bebederos de sidra.
Empero yo enderezaba mi oración á ti, oh Jehová, al tiempo de tu buena voluntad: Oh Dios, por la multitud de tu misericordia, Por la verdad de tu salud, óyeme.
Sácame del lodo, y no sea yo sumergido: Sea yo libertado de los que me aborrecen, y del profundo de las aguas.
No me anegue el ímpetu de las aguas, Ni me suerba la hondura, Ni el pozo cierre sobre mí su boca.
Oyeme, Jehová, porque apacible es tu misericordia; Mírame conforme á la multitud de tus miseraciones.
Y no escondas tu rostro de tu siervo; Porque estoy angustiado; apresúrate, óyeme.
Acércate á mi alma, redímela: Líbrame á causa de mis enemigos.
Tú sabes mi afrenta, y mi confusión, y mi oprobio: Delante de ti están todos mis enemigos.
La afrenta ha quebrantado mi corazón, y estoy acongojado: Y esperé quien se compadeciese de mí, y no lo hubo: Y consoladores, y ninguno hallé.
Pusiéronme además hiel por comida, Y en mi sed me dieron á beber vinagre.
Sea su mesa delante de ellos por lazo, Y lo que es para bien por tropiezo.
Sean oscurecidos sus ojos para ver, Y haz siempre titubear sus lomos.
Derrama sobre ellos tu ira, Y el furor de tu enojo los alcance.
Sea su palacio asolado: En sus tiendas no haya morador.
Porque persiguieron al que tú heriste; Y cuentan del dolor de los que tú llagaste.
Pon maldad sobre su maldad, Y no entren en tu justicia.
Sean raídos del libro de los vivientes, Y no sean escritos con los justos.
Y yo afligido y dolorido, Tu salud, oh Dios, me defenderá.
Alabaré yo el nombre de Dios con cántico, Ensalzarélo con alabanza.
Y agradará á Jehová más que sacrificio de buey, O becerro que echa cuernos y uñas.
Veránlo los humildes, y se gozarán; Buscad á Dios, y vivirá vuestro corazón.
Porque Jehová oye á los menesterosos, Y no menosprecia á sus prisioneros.
Alábenlo los cielos y la tierra, Los mares, y todo lo que se mueve en ellos.
Porque Dios guardará á Sión, y reedificará las ciudades de Judá; Y habitarán allí, y la poseerán.
Y la simiente de sus siervos la heredará, Y los que aman su nombre habitarán en ella.
OH Dios, da tus juicios al rey, Y tu justicia al hijo del rey.
El juzgará tu pueblo con justicia, Y tus afligidos con juicio.
Los montes llevarán paz al pueblo, Y los collados justicia.
Juzgará los afligidos del pueblo, Salvará los hijos del menesteroso, Y quebrantará al violento.
Temerte han mientras duren el sol Y la luna, por generación de generaciones.
Descenderá como la lluvia sobre la hierba cortada; Como el rocío que destila sobre la tierra.
Florecerá en sus día justicia, Y muchedumbre de paz, hasta que no haya luna.
Y dominará de mar á mar, Y desde el río hasta los cabos de la tierra.
Delante de él se postrarán los Etiopes; Y sus enemigos lamerán la tierra.
Los reyes de Tharsis y de las islas traerán presentes: Los reyes de Sheba y de Seba ofrecerán dones.
Y arrodillarse han á él todos los reyes; Le servirán todas las gentes.
Porque él librará al menesteroso que clamare, Y al afligido que no tuviere quien le socorra.
Tendrá misericordia del pobre y del menesteroso, Y salvará las almas de los pobres.
De engaño y de violencia redimirá sus almas: Y la sangre de ellos será preciosa en sus ojos.
Y vivirá, y darásele del oro de Seba; Y oraráse por él continuamente; Todo el día se le bendecirá.
Será echado un puño de grano en tierra, en las cumbres de los montes; Su fruto hará ruido como el Líbano, Y los de la ciudad florecerán como la hierba de la tierra.
Será su nombre para siempre, Perpetuaráse su nombre mientras el sol dure: Y benditas serán en él todas las gentes: Llamarlo han bienaventurado.
Bendito Jehová Dios, el Dios de Israel, Que solo hace maravillas.
Y bendito su nombre glorioso para siempre: Y toda la tierra sea llena de su gloria. Amén y Amén.
ALABARÉMOSTE, oh Dios, alabaremos; Que cercano está tu nombre: Cuenten tus maravillas.
Cuando yo tuviere tiempo, Yo juzgaré rectamente.
Arruinábase la tierra y sus moradores: Yo sostengo sus columnas. (Selah.)
Dije á los insensatos: No os infatuéis; Y á los impíos: No levantéis el cuerno:
No levantéis en alto vuestro cuerno; No habléis con cerviz erguida.
Porque ni de oriente, ni de occidente, Ni del desierto viene el ensalzamiento.
Mas Dios es el juez: A éste abate, y á aquel ensalza.
Porque el cáliz está en la mano de Jehová, y el vino es tinto, Lleno de mistura; y él derrama del mismo: Ciertamente sus heces chuparán y beberán todos los impíos de la tierra.
Mas yo anunciaré siempre, Cantaré alabanzas al Dios de Jacob.
Y quebraré todos los cuernos de los pecadores: Los cuernos del justo serán ensalzados.